Huesca

Labati, el despertar del otoño

El año pasado llegamos tarde a la explosión otoñal de las montañas aragonesas. Solo pudimos ver algún que otro árbol solitario en la ribera de algún río que todavía exhibía unas cuantas ramas doradas. Muy poca cosa para una estación tan fotografiable como el otoño.

Este año decidimos iniciar esta suerte de recorrido otoñal en la localidad jacetana de Aragüés del Puerto, situada en el pequeño y escasamente antropizado valle de Aragüés, denominado valle de Lizara en las partes más altas.

Este valle, de modesta longitud, está bañado por el río Osia, una corriente fluvial de moderado caudal que nace por la fusión de varios barrancos en la cabecera del valle y que cede sus aguas al Aragón Subordán, ya en el llano. Otra población, Jasa, algunas residencias diseminadas y el refugio de Lizara son las únicas huellas de presencia humana en este valle. Un auténtico caramelo.

Poco más de 230 habitantes —resultado obtenido de la suma de los censos de población de 2013 de los municipios de Jasa y Aragüés del Puerto— forman parte de este valle, donde el ser humano tan solo es un mero decorado en un anfiteatro natural de gran belleza, dominado por los bosques atlánticos y coronado por la mole pétrea del Bisaurín, que se eleva hasta los 2670 msnm.

Valle de Aragüés desde la Aragüés del Puerto
Valle de Aragüés desde la localidad de Aragüés del Puerto

Para recorrer con total tranquilidad este valle desde la misma población de Aragüés del Puerto, decidimos transitar por el PR-HU 150 que asciende, en primer lugar, por el camino de Batestata y, en un segundo tramo, por el camino del Canal hasta llegar al puente de Labati. El regreso en franca pendiente descendente lo completamos por la carretera asfaltada A-2605 hasta llegar de nuevo al municipio de Aragüés. Unos 10 km de caminata nada exigentes. El sendero de ascenso, enmarcado en un espeso bosque, discurre por la margen hidrográfica izquierda del río Osia y se inicia a unos 1000 msnm. El camino de Batestata exhibe fundamentalmente robles, pinos albares o rojos y bojes.

Primera parte del recorrido por el camino de Batestata
Primera parte del recorrido por el camino de Batestata

La senda transita por una umbría tapizada de hojarasca y la humedad surge a bocanadas por las barranqueras que descienden desde lo más alto de la montaña. Un sendero abierto en un lugar así es un auténtico regalo para el caminante y un caramelo bien dulce para el fotógrafo. En el ecuador del tramo de ascenso, nos encontramos con la Residencia de las Nieves, un antiguo generador de energía eléctrica que abastecía a las poblaciones de la zona. Aquí hallamos una paleta que nos indica que abandonaremos el camino de Batestata para sumergirnos en el camino del Canal, una senda donde los álamos temblones, las hayas y los fresnos son los auténticos protagonistas.

Torrentera poco antes de llegar al puente de las Monjas
Torrentera poco antes de llegar al Puente de las Monjas

Por cierto, en este punto es posible abandonar la senda por el Puente de las Monjas que cruza el Osia y conecta con la carretera asfaltada A-2605. Numerosos ejemplares de azafrán silvestre (Crocus nudiflorus) y un innumerable repertorio de organismos del reino Fungi cubren el sotobosque de Labati. Por otra parte, la senda del Canal es un muestrario natural de abetales, hayedos, fresnedas y alamedas. Las tonalidades variaban entre el rojo fuego, los tonos anaranjados de transición, el amarillo áureo y el verde oscuro: una paleta de colores digna de los mejores paisajes de Vincent van Gogh.

Delicado azafrán silvestre
Delicado azafrán silvestre

No obstante, la senda no discurría a una altura suficiente como para contemplar una mayor densidad de colores (las verdaderas manchas otoñales se hallaban por encima de los 1400 msnm). Dos semanas serán suficientes para que los colores del otoño invadan por completo esta senda. El camino del Canal hereda el nombre del antiguo canal que tomaba las aguas del azud/cascada de Labati y las conducía hasta el generador eléctrico de la Residencia de las Nieves. En la actualidad, ese canal ha sido sustituido por una tubería de color teja, a veces visible durante el recorrido, que lleva el agua hasta los grifos de los habitantes de la localidad de Aragüés del Puerto.

¿Podéis sentir la humedad y la falta de luz en el sendero del Canal?
¿Podéis sentir la humedad y la falta de luz en el sendero del Canal?
Imposible no fotografiar este rincón
Este árbol pedía a gritos una fotografía

Poco después de visitar la cascada de Labati, el sendero de ida termina en el puente del mismo nombre. Como apunte curioso diré que, como traductor, me intrigaba mucho el origen de un topónimo de supuesta sonoridad euskérica como «labati». Y así es, ya que la raíz de este topónimo procede de «laban», sustantivo que en euskera significa «resbalón, deslizamiento, caída». A esta raíz se le añade el sufijo «-ti», es decir, «lugar, lugar de». Entonces, ya lo tenemos: Labati es un lugar de deslizamientos, un rincón del Pirineo donde la propia naturaleza inestable de la piedra y la fuerte inclinación del terreno propician el deslizamiento de rocas hasta terminar en el cauce del río Osia. Efectivamente, el lecho de este río es un desierto de rocas grises, sobre todo a su paso por Aragüés del Puerto.

Cascada de Labati
Cascada de Labati
Llanos de Lizara y Bisaurín imponente
Llanos de Lizara y Bisaurín imponente

Pero no nos queríamos ir de allí sin visitar el entorno del refugio de Lizara, ubicado en los llanos homónimos a 1540 msnm, y desde donde se contempla una fabulosa vista del Bisaurín y del Puntal de Secús, cimas preponderantes de la zona. Es un entorno muy montañero, de aquellos lugares mágicos que incitan a calzarse las botas y caminar sin rumbo fijo. Antes de marcharnos a casa y con las últimas luces macilentas de un atardecer extrañamente caluroso, me dio tiempo a inmortalizar el increíble bosque otoñal de Labati, esa selva tupida y húmeda de la Jacetania donde se mezclan los tonos ígneos del arce silvestre, la tiritera amarillenta de los álamos temblones y la inconfundible palidez de las hayas. El otoño, tal y como me lo había imaginado, habita en el bosque de Labati.

Las gamas cromáticas del otoño están aquí
Las gamas cromáticas del otoño están aquí
El otoño era esto, ¿verdad?
El otoño era esto, ¿verdad?

2 comentarios sobre “Labati, el despertar del otoño

  1. La etimologia de Labati que presentas no es correcta, si bien si es euskerica no quiere decir » lugar de deslizamientos». El toponimo hace referencia a un tipo de arbolado, no a un adjetivo. De la misma forma que Lizara hace referencia al fresno.

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