Esta vez nos desplazamos a Sestrica, municipio de la poco conocida Comarca del Aranda, que se halla a los pies de la Sierra de la Virgen, en plena serranía ibérica zaragozana.
Esta localidad de poco más de 400 habitantes basa su economía fundamentalmente en la agricultura, con grandes extensiones aterrazadas de olivos en la parte baja del pueblo y de almendros que remontan hasta casi los mismos pies de la Sierra de la Virgen y las muelas que la circundan. Pero si por algo destaca Sestrica es por albergar una de las masas forestales de alcornoques más peculiares de toda la geografía española.

Esta mancha de Quercus suber, que suma algo más de 500 hectáreas entre monte de titularidad pública y privada, se halla fuera de los lugares habituales que ocupan en la Península Ibérica, es decir, en las dehesas y bosques del sur y suroeste español. Partimos desde la ermita de San Bartolomé en el paraje conocido como Fuente la Hiedra, a las afueras de Sestrica, por una pista forestal que transita en suave ascenso entre almendros que ya presentaban una floración avanzada.

Al poco tiempo, vale la pena desviarse unos minutos del camino principal para visitar un árbol que está incluido, con todo merecimiento, en el Catálogo de árboles singulares de Aragón: el alcornoque del Prado. Este veterano, del que dicen que sus venerables ramas han visto ya pasar más de 100 primaveras, tiene una gran cantidad de pies que conforman un ejemplar de gran porte. Reanudamos la marcha y llegamos hasta el refugio de cazadores y senderistas, donde aprovechamos para tomar un tentempié y refugiarnos de un viento marcero algo desbocado (las puertas de los refugios siempre cerradas, por favor).

Bien aviados, nos dirigimos al alcornocal de Sestrica tras cruzar un pinar de repoblación a través del PR-Z 72, que une Illueca con Viver de la Sierra. El paisaje que cruzamos me recordó, bastante fielmente, a los senderos que recorrí, hace ya unos cuantos años, en la maravillosa Sierra de Espadán, entre inmensos alcornocales que prácticamente rozan la costa castellonense. La orientación de la sierra castellonense de Espadán y la zaragozana de la Virgen coinciden, así que no es casual que a 300 kilómetros de distancia se desarrollen prácticamente los mismos ecosistemas y aprovechamientos forestales.

Con vistas hacia Illueca, iniciamos el descenso por un sendero que luego se transformó en una cómoda pista. Llegamos hasta las ruinas de un edificio que, tiempo más tarde, descubrí que es la estación intermedia de ángulo del teleférico minero que unía las localidades de Tierga y Calatayud, 27 kilómetros de ingeniería civil de principios del siglo XX. Restos de una tradición minera prácticamente extinta en la Comarca del Aranda, donde todavía subsiste la explotación minera de Santa Rosa en Tierga.

Antes de marchar a casa, todavía tuvimos tiempo de visitar la población deshabitada y arrasada de Villanueva de Jalón, situada en la vecina Comarca de Valdejalón, un montón de edificaciones ruinosas que fueron expoliadas brutalmente tras su abandono a mediados de la década de los 50 del siglo pasado. Probablemente sea una de las imágenes más devastadoras que recuerdo al visitar un enclave abandonado. El hecho de estar cerca de pueblos habitados y al lado de una carretera de cierto tránsito la ha convertido en un blanco perfecto de ladrones sin escrúpulos.

Resulta incomprensible que un pueblo tan cercano a núcleos con vida haya sucumbido por la falta de acceso a agua potable. Un río tan importante como el Jalón circunvala el pueblo, existieron y existen buenas tierras de cultivo a su vera, parece más que factible abrir un acceso rodado desde la vía principal que transita pocos metros por debajo del núcleo urbano… Si se compara su ubicación con la de otros despoblados que se levantaron en lugares inverosímiles y remotos parece casi una broma. Lo único cierto es que se pierde irremediablemente un pueblo precioso, levantado sobre ancestrales muros de adobe.


Desde la atalaya donde se sitúa el castillo de Villanueva se contempla una estampa estremecedora con la iglesia de Santa María de la Huerta en primer término, cuya torre del siglo XV, antiguo minarete musulmán, suplica que no la dejen caer, que nadie olvide que es Patrimonio de la Humanidad reconocido por la UNESCO.


Recorrido solitario por las tierras agrestes del Aranda, donde Zaragoza se funde con la meseta castellana. Contrastes de Aragón, ese territorio que no deja de sorprendernos.
Ruta completada:
Alcornocal de Sestrica, el último de Aragón
Más información de Villanueva de Jalón en:
Villanueva de Jalón, del blog «Los pueblos deshabitados».
Excelente.