Huesca

Descubriendo la Solana occidental: Sasé y Muro

La historia de la Solana pone los pelos de punta y permite descubrir las miserias más profundas de la condición humana, tristes historias repetidas sistemáticamente por un régimen autoritario que ahogó con sus pantanos las vidas de muchos pueblos de montaña.

Primeros pasos: Fiscal al fondo
Primeros pasos: Fiscal al fondo

Territorio extraño para nosotros que decidimos conocer gracias a una ruta intensa en emociones y kilómetros. Conocer los pueblos de Sasé y Muro de Solana era nuestra intención. La ruta comienza a trazar sus primeras vueltas al poco de abandonar la población de Fiscal. Una magnífica borda en uso nos da la bienvenida. A partir de ahí, camino pedestre con vistas hacia el bellísimo valle del Ara en su tramo por Fiscal y la mole de Canciás.

El Ara serpentea en la ribera de Fiscal
El Ara serpentea entre los verdes del valle

No puedo dejar de pensar en que piso el mismo camino revirado que transitaron por última vez los habitantes de Sasé en 1965. El mismo año en que Alexei Leonov daba el primer paseo espacial de la historia de la humanidad. Unos tan en el cielo y otros tan en la tierra.

Borrastre y la omnipresente Canciás
Borrastre y el omnipresente Canciás

Los pinos comienzan a ahogar con su masiva presencia los restos de bancales que agonizan. Llegamos a un colladillo desde donde nuestra vista alcanza por primera vez el despoblado de Muro, que luego visitaremos. Su posición dominante nos anticipa una visita más que interesante. Por primera vez vemos también el cortado impresionante que ha abierto el barranco de Santiago, el segundo en importancia de los 4 cursos de agua principales que surcan la Solana. Me recuerda, de alguna manera, al impresionante barranco de Otal que se ve desde Escartín de Sobrepuerto con la mirada puesta hacia Basarán.

Gran panorámica desde el collado desde donde se divisa Berroy, Lardiés, Fiscal y Borrastre
Gran panorámica desde el collado desde donde se divisa Berroy, Lardiés, Fiscal y Borrastre

Los muros que sujetan la montaña comienzan a elevarse hasta los 3-4 metros. El esfuerzo que tuvieron que hacer los habitantes de Sasé para contener la fuerza de la montaña en este tramo del recorrido es sencillamente admirable. El sendero lame el filo de la montaña y, por momentos, desafía a las más elementales leyes de la gravedad.

El tajo abierto por el barranco de Santiago y Ligüerre de Ara en el llano
El tajo abierto por el barranco de Santiago y Ligüerre de Ara en el llano

A la derecha, algunos campos y construcciones auxiliares sobresalen entre el pinar que todo lo llena; más abajo, mucho más abajo, las aguas marceras del barranco de Santiago descienden impetuosas y su eco resuena en todo el valle. El soniquete de la vida moderna que invade el valle de Fiscal ya no es audible aquí. Los acordes de la naturaleza ya se dejan sentir y son nuestra mejor compañía.

Sorprendentes adaptación del sendero para salvar el desnivel
Sorprendente adaptación del sendero para salvar el desnivel

Todo parece indicar que algunos trechos de este sendero tradicional acabarán desapareciendo en este punto. El espacio para caminar escasea y los desprendimientos han afectado particularmente a este rincón donde la pendiente de la montaña es mayor. Los montañeses de la Solana desafiaron con gigantescos muros la implacable fuerza de la gravedad, sabedores de que era el punto más conflictivo del camino, pero el abandono y la falta de mantenimiento no pueden obrar milagros. Llegamos a Sasé y nos recibe un perrete que con sus ladridos anuncia a su amigo humano que alguien está llegando. Bien hecho, chico… ¡venimos en son de paz!

Entrada a Sasé desde el camino de Fiscal
Entrada a Sasé desde el camino de Fiscal

Allí nos recibe un poblador de Sasé, que nos enseña su corral y la pequeña borda que ha convertido en su hogar. La prestancia del pueblo impresiona a primera vista. No tiene aires de haber sido una aldeíta humilde, paupérrima, deslucida, de esas que, por desgracia, tanto abundan en territorio altoaragonés.

Interior de la parroquial de San Juan Bautista, tristemente abarrotada de estiércol
Interior de la parroquial de San Juan Bautista, tristemente abarrotada de estiércol

La torre de la iglesia de San Juan Bautista es de unas hechuras asombrosas y su enorme altura la convierte en un faro de este rincón de la Solana. Sus esquinas perfectamente trabajadas y piedras bien escuadradas indican un trabajo extraordinario. Las dimensiones de la plaza de la iglesia también nos dejan boquiabiertos. No hay duda de que Sasé, pese al deterioro que humilla las casas, fue un pueblo de hidalguía montañesa.

Pinturas decorativas en el interior de la iglesia
Pinturas decorativas en el interior de la iglesia

Esos aires señoriales se aprecian perfectamente en la calle San Juan, abierta en el siglo XVIII, donde aparecen hasta 5 casas con dinteles fechados en 1781 con motivos decorativos similares. El siglo XVIII fue una buena centuria para los de Sasé: los excedentes de patatas y la ampliación de la cabaña ovina tuvieron buena parte de culpa. Casa Ambrosio, con sus impresionantes volúmenes y recios muros y fechada en 1690, es la casa más pudiente del lugar. Su atípica escuela, con muros pintados de color rosa, tuvo un paso fugaz por la historia del pueblo: la posguerra se encargó de guillotinar cualquier esperanza de alfabetización.

Casas Pedro y Vallés de Sasé
Casas Pedro y Vallés de Sasé

Nos sentamos en la improvisada mesa de losas y piedras ubicada en el medio de la plaza de la iglesia. Con la mirada puesta hacia las casas Pedro y Vallés, y sus todavía orgullosas chamineras, descansamos y hablamos un rato con el poblador que tiene el gusto de acompañarnos en nuestra comida. Nos cuenta que uno de los últimos coletazos de este invierno insólito le dejó el otro día 80 cm de nieve, nos habla de ese viento de puerto que azota inclemente por esos pagos, nos cuenta sus orígenes, su modo tan particular de entender la vida, sus proyectos, su lucha diaria frente a la maleza y el desamparo, sus frustraciones.

La revolución llegó a Sasé en el año 1781
La revolución llegó a Sasé en el año 1781

Hay que tener mucha entereza para convivir con la soledad, con la ruina y su amenaza, saber que la naturaleza te está ganando la partida. Es hora de marchar: nuestro compañero de visita, antes de ponerse a sus labores de desbroce, nos obsequia con media docena de huevos de gallinas del Sobrarbe. ¡Todo un lujo que esa misma noche ya degustamos! Nos despedimos con el deseo de volver a verle la próxima vez que subamos a Sasé. ¡A cuidarse! ¡Igualmente!

La esbelta torre de la iglesia no puede ocultar su primitiva función defensiva; el caxicar que calentó al pueblo al fondo
La esbelta torre de la iglesia no puede ocultar su primitiva función defensiva; al fondo, el quejigar que calentó durante siglos al pueblo comienza a recuperarse

Abandonamos ese pueblo que llegó a contar con 23 casas abiertas en el XVIII, que llegó a tener más población que Fiscal en el XVI y que Adolfo Castán, que de esto sabe un rato, calificó en 1989 como «el pueblo con más sobresaliente arquitectura popular de allende las sierras exteriores». Pedía para él su reconversión a «pueblo museo». En pleno 2016, los deseos del bueno de Castán para Sasé no son más que un doloroso recuerdo de lo que pudo ser, no es y ya no será. Tomamos raudos el camino hacia Muro de Solana. Hemos pasado más tiempo del previsto en Sasé y todavía tenemos un buen trecho hasta Fiscal.

Calle que conduce a la escuela rosa de Sasé
Calle que conduce a la escuela rosa de Sasé

Antes pasamos por el mismo cauce del barranco de Santiago que recoge todas las aguas que descienden abundantes por el deshielo desde Fobions hasta Sueiro. El barranco Gabisonera, que se une al de Santiago en una curva cerrada de la pista, bajaba también con un caudal notable. Una fuente cercana a la desembocadura cobijaba un inmenso tapiz de berros frescos. Agua por doquier, primavera cercana. Llegamos sin mucho esfuerzo a Muro de Solana, un pueblo mucho más discreto que Sasé. Su ubicación, por supuesto, no es casual, pues servía de torre vigía para controlar la ribera de Fiscal y proteger la Solana de Burgasé más occidental.

Panorámica de Sasé desde la Punta Aguilar hasta Fobions
Panorámica de Sasé desde el camino hacia Muro de Solana con la Punta Aguilar y Fobions nevadas

Aquí vivir era más complicado: menor disponibilidad de tierras de cultivo por tener un terreno más quebrado y acceso más precario al agua (la presencia de un pozo en el centro de la aldea así lo demuestra). Solo cuatro casas se mantuvieron en sus últimos tiempos, aunque nada queda de ellas. Resulta cruel contemplar la agonía de casa Matías, un amasijo de piedras, losas, vigas tronzadas y algunos azulejos que burlan el paso del tiempo en el interior de la vivienda. Las calles están totalmente limpias y hay vestigios de vida por el pueblo. El trazado urbano, que se adapta perfectamente a la morfología de la loma donde se asienta, es una auténtica delicia.

Llegamos a Muro, pequeña aldea de la Solana
Llegamos a Muro, pequeña aldea de la Solana

Su iglesia de Santa María, románica del siglo XIII, tiene una torre con peculiar remate cónico, a la que se adosan dos pequeñas construcciones: lo que fueron una herrería y una escuelita en su parte alta. Esta amalgama de construcciones le da un aspecto encantador al pueblo. También lo es la calleja zigzagueante que baja al horno desde la calle principal. Sus revueltas se ajustan perfectamente a la pendiente del terreno. En la parte baja comprobé cómo la hiedra oculta por completo el ábside de la iglesia.

Economía del espacio y pragmatismo montañés: todo en uno
Economía del espacio y pragmatismo montañés: todo en uno

Las sensaciones en estos lugares son cambiantes y contradictorias: te maravillas por la naturaleza que te rodea, reflexionas en silencio sobre la ruina que te envuelve. Por si no nos acordábamos de esto, un ruido sordo procedente del interior de casa Duaso se encargó de recordárnoslo: algo bastante voluminoso acababa de derrumbarse. Parte de la historia de casa Duaso se vino abajo ante nuestra presencia, sin previo aviso, como parte fundamental de un destino escrito por el olvido. Y no, no sabemos interpretar el olvido.

Sigue haciéndose acopio de leña en Muro
Acopio de leña para sobrellevar los fríos de Muro

La herida sangra en estos rincones, te crea desasosiego, te hace tragar saliva para asimilar aquello que ves y te duele, sin embargo, te hace acariciar piedras que no son tuyas ni de nadie, te hace fotografiar rincones heridos de muerte, te hace entrar en zaguanes para imaginar la vida pasada de sus moradores. Quieres, con tu presencia, dar calor a un enfermo que agoniza o presentar tus respetos a un muerto que yace derrotado en cualquier recodo de una montaña. Creo que eso es lo que nos hace volver una, y otra y otra vez a estos lugares.

Estrecho y umbrío callizo
Estrecho y umbrío callizo del caserío

Hay gente que dirá que allí no hay nada que ver y yo les responderé que allí están buena parte de las respuestas que retratan a nuestra sociedad actual. Cuestión de conceptos. Bajamos desde Muro hasta Javierre de Ara por un camino delimitado por preciosos muros de piedra. De nuevo, el asfixiante pino ocultando toda una ladera repleta de bancales. Maldito pantano.

Barranco de San Juste que se descuelga de Canciás
Barranco de San Juste que se descuelga de Canciás
Con el Ara plateado terminamos un día más
Nos despide un Ara plateado

En Javierre cruzamos el puente del Ara en dirección a Ligüerre. Allí tomamos el camino en dirección a Fiscal que sigue el trazado de la Cañada Real del Valle de Broto. El inmaculado y salvaje río Ara nos despide mostrándonos tonalidades plateadas, que dan otro color a un río de tonos verdiazulados imposibles. Otro día más de sensaciones, otro día más de intenso viaje.

Ruta completada:

Solana y ribera de Fiscal

Fuentes consultadas:

Sasé, del blog «Despoblados en Huesca».

Muro de Solana, del blog «Los pueblos deshabitados».

Más información en:

Sasé, arquitectura de un pueblo muerto, Adolfo Castán Sarasa, 1989.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s