Huesca

Canal de Ip, el ancestral rumor del agua

La Canal de Ip es el valle del agua. Así lo refleja su topónimo, que se pierde en la noche de los tiempos y que conjura la vieja presencia de masas de agua en este rincón del atlas pirenaico.

Fondo del valle del Aragón

Otros nombres como Ipe, Ipiés o el río mediterráneo por excelencia, el Iber, hunden sus raíces en este hidrotopónimo de posible sustrato indoeuropeo. Y este valle colgado fue y sigue siendo un refugio para la ganadería extensiva desde tiempos inmemoriales.

Primeras lazadas

Así lo expresan sus paisajes de alta montaña, donde las magníficas praderías se fusionan con la roca caliza más descarnada, todo ello fecundado por un circo mineral con forma de media luna que acopia el agua fundida de las nieves en un lago de origen glaciar, hoy represado.

¿Línea Zaragoza-Pau?

Este anfiteatro pirenaico reserva entre sus butacas a mayor altura la emblemática Punta Collarada, el mayor hito de la comarca de La Jacetania y el segundo de las sierras interiores aragonesas, después de su montaña hermana Cotiella.

Las laderas de umbría se filtran desde el bosque de solana

Sus 2883 metros de altura de morfología piramidal se yerguen sobre las calizas cretácicas que cabalgan sobre el flysch eoceno meridional.

Inmenso valle colgado

Su célebre apariencia orientada al mediodía, aquella que es posible ver desde lugares remotos de la geografía aragonesa, y que es una identidad señera del valle del río Aragón, se convierte en una representación colosal de las fuerzas naturales si se contempla desde el norte.

Últimos retazos de bosque

Dos caminos dan acceso a este paraje incomparable, enmarcado íntegramente en el término de Canfranc, el de la Solana y el de la Besera.

Caminos sobre precipicios

El primero de ellos transita por un denso pinar silvestre, recorrido por una senda tradicional de mil y una revueltas que suavizan la pendiente, interrumpido en ocasiones por una antigua trocha de extracción de madera.

Pinus uncinata escudados en el barranco

La panoplia vegetal de estas laderas es menos heterogénea que la de enfrente, no obstante, entre la umbría cerrada del pinar, se desarrolla un sotobosque cerrado de Pteridium aquilinum, helechos comunes de amplia distribución planetaria que con su presencia indican suelos húmedos, ácidos y sometidos a quemas periódicas.

Pinguicula grandiflora, planta insectívora

La cobertura forestal compacta ralea en torno a los 1700 metros de altura; algunos pinos negros, clavados como tachuelas viejas, se dispersan entre los cada vez más extensos pastizales.

La mandíbula de Os Campanils d’Ip

Acabamos de superar el piso montano y nos adentramos de forma progresiva y emocionante en el subalpino.

Laderas más amables y herbosas del camino de solana

El recordado botánico Pedro Monserrat dijo de los pastos de Ip que eran indicados para los ganados caballar y lanar.

Panorámica de la umbría de Ip

Lo cierto es que no vemos vacas en estos prados y sí millares de ovejas que se solazan en los pedregales montanos que rodean el lago en busca de la frescura que no encuentran en la cubeta.

En las inmediaciones de la mallata y circo de Ip

Esta cabaña ovina, que pasa la invernada en la localidad monegrina de Sangarrén, sube desde Apiés, en plena Hoya de Huesca, por las vías trashumantes de siempre hasta Castiello de Jaca.

Potente visión de la cara norte de Collarada

Allí hace parada para agruparse con las ovejas de un ganadero de esta localidad jacetana y, juntas, recorrer los escasos 15 km que les separan de las estivas y cubilares del ibón de Ip.

Al fondo la Sierra de las Blancas-Lecherines, Borau

A decir de los ganaderos, no hay puerto mejor en todo el Pirineo para las ovejas, aunque afirman, con su proverbial somardería, que no es tan bueno para los pastores, claro está, por su acceso tan fatigoso.

Cubilar de Ip

Los tallos enjutos de lirios de puerto (Iris latifolia) y gamones (Asphodelus albus) desvelan lo que sería en la pasada primavera una auténtica floresta de colores violáceos, azulados y blancos, a tenor de la densidad de cañas marronáceas que pueblan los pastizales de este solanar.

Lirios de puerto que crecen cerca de manantiales

El ganado no se los come, tampoco los animales silvestres, aunque los más glotones sí los hozan. Todo ello, todo lo que pisamos, forma parte de una terna indisoluble, la que forman el hombre, los animales y la montaña.

El lago y el circo de montaña tras la caseta blanca

Retroalimentándose, milenio tras milenio, invierno tras invierno, de lo que la tierra ofrece y de lo que los animales entregan.

Pastos de finales de verano en la solana

La ascensión final hasta el ibón se completa por una senda en constante progresión y por un terreno lo suficientemente amable como para ser disfrutado, cruzado eventualmente por lapiaces mordidos y desgastados.

Morfología glaciar de líneas transversales

Separados por la sima excavada por el barranco de Ip, vemos el sobrecogedor espectáculo de los Campaniles, auténticos incisivos calizos, que culminan en una rota Collarada, cuya vertiente norte despliega su cara más agreste y desolada.

Presa del ibón de Ip

Las contornos se suavizan, las hendiduras se restañan. Desembocamos en una meseta donde se mezclan edificios de raigambre pastoril e industrial.

Ibón de Ip

Los edificios de nuevo cuño pertenecen al complejo fabril que se levantó el pasado siglo para la construcción del embalse, que represó las frías aguas del ibón de Ip en 1974 para aprovechamiento hidroeléctrico.

Aguas rizadas

El contingente de personal y materiales era transportado a través del carretón de Ip, hoy una obra de arqueología industrial que se apoyaba en una sirga, un motor y un sistema de contrapesos para salvar un desnivel de 900 metros.

Zierco d’Ip

Su último viaje fue en 1996 y, en sucesivas oleadas, planea desde entonces la instalación de un teleférico que emule las idas y venidas de la vieja instalación ferroviaria.

Pico O Fraire desde la coronación de la presa

Pese a la profunda regeneración paisajística a la que se sometió este entorno en 2006, siguen quedando inevitables huellas de la radical transformación que sufrieron este y otros lagos de alta montaña aragoneses.

Masivos pliegues en las altas cumbres

En un edificio de dotación eléctrica, un mensaje estampado en grandes letras blancas anuncia: «visitantes todos, de este fantástico lugar bajemos la basura abajo, gracias».

La Collarada se desploma sobre las aguas

Una vez conocido el contexto, el mensaje implícitamente viene a decir que ya hubo basura de más en otro momento, y que lo único aceptable es comportarse como un ser respetuoso y sensible.

Ibón de Ip en estado natural y sin represar el 4 de septiembre de 1956. Fuente: IGN

Si alzamos la mirada, observaremos un circo de montañas sublime, que rasgan el cielo a unos 2600-2700 metros. El modelado glaciar es conmovedor, especialmente en su flanco septentrional, cuyo primer hito montañoso es la Peña Nevera, y donde los hielos han arañado con violencia unas pendientes abiertas en canal.

Laderas arrasadas por el frío

Aquí la nieve resiste más que en otras localizaciones del Pirineo. En invierno es una genuina nevera al aire libre, de hecho, su orientación favorable posibilita la penetración y colisión de frentes atlánticos que, venidos del occidente más húmedo, descargan importantes cantidades de precipitación.

Desagüe del ibón con modesto caudal estival

El camino de bajada, el de la Besera, transita por las huellas del frío. Las hojas planimétricas de 1928 lo nombran como la Basera, que da alguna pista más sobre su presumible origen toponímico.

Hormino del Pirineo, planta de ventisqueros y zonas fuertemente innivadas

De forma particular, los valles occidentales aragoneses están cuajados de topónimos de raíz euskérica. Besera/basera parece derivar del étimo vasco «basa», que no es otra cosa que «precipicio, cinglo o escarpe».

Desarrollo de la brecha de la Canal de Ip

La premisa se cumple si miramos el tajo abierto por el barranco de Ip, que ha incidido enormemente en los estratos centrales del valle.

Hundimientos

Este camino de umbría lo es sin ningún tipo de ocultación. Hemos de sortear los restos de colosales flujos de derrubios, peñascos gigantescos condenados a separarse de la madre montaña. Las estelas de grandes aludes también son apreciables en ambas márgenes.

Enormes secuelas del hielo

Lo es también porque crece sin oposición la flor de las nieves (Leontopodium alpinum), la que brota después de meses de hielo y silencios, en pleno verano, después de la estampida primaveral.

Flors de nieu

Si nos topamos con ella, estamos de suerte. Las gentes de estas montañas las consideraban un amuleto de buena ventura, y en otras culturas occidentales se suelen vincular a facultades positivas y trascendentes como la valentía, la fuerza y la perennidad.

La menor incidencia del sol también se hace notar en la presencia de un dosel boscoso más variopinto, con presencia de serbales de los cazadores, abedules, olmos, abetos, arces y hayas dispersas.

Sorbus aucuparia-azarollo, despensa de aves, mamíferos y lepidópteros

Cerca del valle principal del río Aragón, en algunos prados que burlan la presencia del bosque y se asoman al abismo, emergen discretas algunas casetas de bóveda, que el ayuntamiento de Canfranc ha tenido a bien declarar Monumento de Interés Local.

Caseta pastoril

Son manifestaciones de una arquitectura popular sencilla y efectiva, levantadas para servir de elemental refugio frente a las inclemencias o de simple solaz en las largas jornadas de trabajo estival.

A punto de rebasar la línea de bosque

Rematadas con una losa horizontal amovible que podía hacer las veces de salida de humos y revestidas con jirones de tasca alpina, cumplían con creces las expectativas tan humanas de abrigo y protección.

El bosque rodea los últimos pastizales

El camino de la Besera desemboca de nuevo en las inmediaciones del camino de Santiago francés por Aragón, ese que penetra por el Summus Portus romano desde Arles en la Provenza francesa y que confluye con la ruta franconavarra en Puente la Reina.

Bosque de la Besera

Su mayor época de esplendor coincidió con la construcción del Hospital de Santa Cristina de Somport, uno de los complejos monásticos-hospitalarios más importantes del mundo en la Baja Edad Media, hoy reducido a la ruina arqueológica consolidada.

Río Aragón

Y ahí arriba, muy arriba, queda el ibón de Ip, esperando la llegada de los primeros fríos para volver a sentirse el glaciar que una vez tributó toneladas de depósitos helados a ese río iniciático que dio entidad a un territorio y nombre a unas gentes.

Ruta completada:

Ibón de Ip desde Canfranc pueblo

Más información:

Casetas de piedra seca y falsa cúpula en La Jacetania/Biello Aragón, Asociación Cultural Sancho Ramírez.

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